lunes, 18 de enero de 2010

INVESTIGACIÓN EN INTERNET

Resulta obvio que internet es una herramienta indispensable para la investigación en la actualidad. Desde nuestro punto de vista, es innumerable la información que se puede obtener desde todos (o casi todos) los puntos del planeta, sea cual sea el tema que se trate. Sin embargo, el filtro de información ha de ser mucho más sutil, puesto que gran cantidad de información, si no es reflexiva, solo produce más des-información. En cuanto a rapidez y flexibilidad -tótems de las sociedad post-industrial- es un instrumento clave, pero no lo tenemos tan claro en cuanto a calidad de la información; es por ello que debemos ser muy observadores en cuanto a fuentes, contrastación de la información, etc.
Con todo, creemos que internet es una buena fuente de información para el momento anterior a cualquier investigación, para adentrarnos en el tema a explorar e indagar sobre él; aunque, como ya hemos dicho, se hace necesario saber manejar muy bien esta herramienta con el objetivo de obtener buenos resultados.

PRINCIPALES CONCLUSIONES

En la actualidad, haciendo frente al paradigma dominante de la liberalización económica, están surgiendo nuevos modelos de explotación agrícola que tienden más hacia la cooperación, el asociacionismo y la sostenibilidad. Entre ellos, nos centramos en el desarrollo agrícola como modo de gestión de los recursos a nivel local. La importancia de este reside en que:
- Son caldo de cultivo para la formación de identidades colectivas, siendo muy dificil su desarrollo en las sociedades individualizadas de hoy.
- Es un modelo alternativo que proclama la autonomía en la gestión de sus propios recursos.
- Se convierten en movimientos de resistencia real frente a la producción y consumo capitalistas, y, por tanto, ofrecen formas de vida alternativas.
- Son modelos desarrollados también desde las ciudades, haciendo que, de alguna manera, la distancia social que hay entre una y otra se haga más cercana o flexible.
- Inciden, principalmente, tanto en el consumo de alimentos naturales o biológico, como en la agroecología o producción ecológica.

En el futuro, se podrían estudiar proyectos específicos de desarrollo local en España, así profundizaríamos en la legislación sobre cultivo de la tierra en este país, los problemas específicos que se plantean a la hora de llevar a cabo un proyecto de este tipo; podríamos indagar más sobre los aspectos que llevan a la formación de una identidad colectiva e, incluso, se podrían llevar a cabo estudios de mercado en torno a la alimentación ecológica.

domingo, 17 de enero de 2010

conclusiones... ABIERTAS

Es un hecho que las transformaciones que el campo ha ido sufriendo están estrechamente vinculadas con la liberalización de la estructura económica. Desde los diversos autores que han ido fundamentando los humildes propósitos de nuestro árbol de la voluntad de saber, hemos llegado a diversos indicios o conclusiones provisionales.

Entendemos el desarrollo agrícola como un modo de gestión local de los recursos necesarios: agua y alimentos. Esta aparente simplificación del interés sociológico pretende ir a la raíz de los problemas, económicos y sociales que hoy suponen encrucijadas realmente complejas.

Desde una actitud sociohistórica desde la mercantilización de estos bienes a ritmo diferenciado dependiendo de la región – pues las divisiones geográficas también tienen que ver en esta cuestión, ejemplo de ello es la colonización en la actual Latinoamérica- parece ser que la tendencia al control de la tierra por parte de minorías – extensión de los latifundios-, la tendencia hacia el alejamiento de sabios mecanismo naturales en su explotación – mecanización- y la tendencia hacia la homogeneización de la producción y el consumo a escala cada vez más planetaria ha sido una noticia común en la inocente mente de una sociedad que vive entre paradojas.

El timón en dirección opuesta a la autogestión supone el alejamiento de las bases innatas de la sociedad, es decir, la cooperación. La identidad colectiva estrecha su margen de actuación cuando esta gestión de los recursos deja de ser un modo de realización del individuo en beneficio de la colectividad, y se transforma en un puente ennegrecido en busca del beneficio propio. La alteridad, el nosotros son degradados hacia límites insospechados. Hasta el punto del envenenamiento de esa raíz, ejemplo de ellos son los transgénicos y las patentes de semilleros, el mercantilismo de la tierra ya no tiene límites.

A partir el pequeño mar de información recopilado, pretendemos difundir una actitud constructiva y positiva sobre las alternativas reales que se están llevando a cabo en diferentes puntos del mundo, una resistencia directa o indirecta que arroja luz sobre las más que patentes limitaciones no particularmente de producción y consumo de alimentos, sino de toda la estructura económica en general.

Nuestros objetivos a desenmarañar eran concretos pero ambiciosos, no obstante, en este tanteo de la realidad rural y neorural creemos haber logrado abrir cierto debate, hoy más urgente que nunca a la vista de nuevas crisis, que aunque a partir de ellas desgraciadamente no se generen un debate masivos, si existen luces inquietas en busca de alternativas.



Entendemos el desarrollo desde una óptica local, no obstante hemos manejado diferentes lugares, diferentes nodos que aunque alejados geográficamente aportan similitudes y enriquecimiento a nuestra tasca.

La clásica dinámica latifundista, que ha venido concentrando la tierra en escasas manos ennegrecidas, que no por su labor en la misma, ha supuesto por un lado el surgimiento de la condición de subordinación constante del agricultor. Y por otro, el surgimiento a partir de esa opresión de una resistencia, que con connotaciones diferentes en cada lugar, han dado pie a forjar identidades colectivas pioneras. Esas iniciativas constructivistas arrojan luz sobre problemáticas concretas y se expanden a un ritmo más acelerado del que nos deja ver el marco, parafraseando a Goffmann en el que nos solemos mover.

Desde esta humilde y quizá algo superflua visión, debido a la no- comprobación empírica de todo el material que hemos venido manejando, postulamos que el desarrollo local puede suponer una vía rupturista con el régimen de ajenidad, flexibilidad y desamparo jurídico que vive el mundo laboral en la actualidad. La división entre campo y ciudad se trunca con el neoruralismo, con iniciativas agroecológicas, que además de forjar solidaridad orgánica suponen la vuelta al control de nuestra autonomía, mediante herramientas y conocimientos tradicionales.

La ecología de los recursos sociales es más que una línea de acción, supone una forma de vida coherente con al apoyo mutuo en la que mediante el puente solidario urbe y campo se dibuja un paisaje esperanzador que trunque la hegemonía económica aplastante difundida en la actualidad.

El mito que se ha generado en torno a la expansión del consumo biológico, queda reducido mediante formas de producción y consumo estrechamente vinculadas. El lazo agricultor-asociación es cercano, con el fin de lograr distribuir el valor añadido entre ambas partes, mientras el agricultor recibe mayor precio por que en caso del producto convencional -el producto inmerso en la lógica actual- el consumidor obtiene este mismo por un precio similar al del producto convencional y menor que el del producto ecológico existente. El valor de cambio deja de degradar la economía de la tierra, dando paso a esta ecología de los recursos sociales.

Los halcones de los transgénicos, el monocultivo, y la mecanización aleatoria ven reducido su margen de actuación mientras el valor de uso impera en las reuniones horizontales de los implicados.

El desconocimiento o pérdida de la técnicas eco agrícolas que se ha venido desarrollando paralelamente con el incipiente mercado de fertilizantes artificiales, va siendo esquivado por campos de acción donde se articulan alternativas tanto en el centro como en la periferia.



“La agroecológica define la sustentabilidad como el mantenimiento de los mecanismos de reproducción biótica de los agro ecosistemas para lo cual es necesario obtener el tiempo, la reproducción social de las matrices culturales” (Alonso y Guzman, 2008)

Que esa comunidad se arme con su cultura e imponga vías endémicas de autorrealización supone una estrategia de acción coherente a sus intereses. La revalorización, revitalización así como la reproducción de identidad sociocultural de cada localidad además del manejo ecológico de sus sistemas biológicas suponen una combinación perfecta para darle la vuelta a la lógica del mercado actual, un cambio de rumbo hacia un paisaje tan onírico como se quiera construir.

La necesidad de utilizar la agroecología plantándole una connotación tan cultural como sociopolítica suponen el puente para la acción participativa de esas comunidades que pueden beneficiarse de un desarrollo local autodirigido. Ejemplos cercanos de esta alternativa son El Romeral y La ortiga, que con unos años ya a sus espaldas han sido germen de una agroecología innovadora en Andalucía, superando el vanguardismo escasamente profundo y marginal de movimientos sociales en torno a la ecología, para dirigirse hacia estrategias para abordar el conflicto por la tierra mientras se construyen espacios agroecológicos.

lunes, 14 de diciembre de 2009

OPINA SOBRE NUESTRO BLOG

Nuestro blog trata sobre la ACCIÓN AGRÍCOLA, es decir, sobre la concepción del cooperativismo no únicamente como organización productiva, sino como ORGANIZACIÓN SOCIAL, como alternativa a la realidad actual.

¡¡¡No seais lechug@s y aportadnos vuestras ideas!!!

MARCO TEÓRICO

La cooperación es la base fundamental de la cultura de la humanidad y forma parte de su esencia, lo que hace de ella un factor de transformación dialéctica y de culturización constante”

(Izquierdo, 1998)

Entablar un discurso sobre cooperativismo supone desplazarnos a la genealogía de la razón de la existencia humana. El colectivismo no es una mera forma más de organizar la vida social, parece ser un modo de subsistencia existente en el resto de especies y se fundamenta en el apoyo mutuo:

“En todas estas escenas del mundo animal veía yo la ayuda y el apoyo mutuo llevado a tales proporciones que involuntariamente me hizo pensar en la enorme importancia que debe tener en la economía de la naturaleza, para el mantenimiento d ella existencia de cada especie, su conservación y su desarrollo futuro” (Kropotkin, 2005)

Partiendo de la mercantilización de los bienes básicos como la tierra comenzó el resquebrajamiento de las bases del colectivismo, como una forma de actuar altruista inclinada a conseguir el bien de la comunidad. Esta idea se ve bien reflejada en la el valor de uso y valor de cambio que propone Marx, es decir, si para los auténticos “guardianes” de estos bienes colectivos el valor de uso es el intrínseco y natural para los capitalistas que los parcelan e introducen en el mercado, esos bienes no son más que el valor monetario que se le atribuye:

Es en este momento donde la idea de trabajar en régimen de cooperativismo se despedaza, ya que pasa de un sentido estrecho, es decir, trabajar juntos igualitariamente sin diferencia alguna, a un sentido amplio y degradado, trabajar juntos de cualquier forma, más cerca de la división del trabajo que de la ayuda mutua. Las personas que conforman este colectivo transforman su solidaridad orgánica en meros intereses funcionales comunes.

“Las relaciones de dependencia laboral y jerárquica son "valoradas"

por más gente de la que se supone ya que significa no tomar decisiones, no

hacerse responsable de la globalidad del proceso, no aventurarse a soportar

pérdidas y "conformarse" con la seguridad de un ingreso cierto y de cierta

estabilidad ocupacional”

(César Elque, 2003)

Esta separación entre los recursos y medios de producción de los verdaderos productores generan una interminable cadena de intermediarios al servicio de las exigencias del mercado competitivo. Es decir, desde la tendencia a la mundialización de la producción y el consumo a la unificación o monopolio como poder casi unilateral por parte de escasas empresas sobre un producto.

Con la llegada de la Revolución Industrial se fortalece el capitalismo y es en ese contexto donde resurge el concepto de cooperativismo -pues esta forma de organización social se venía dando tradicionalmente- como respuesta a la convulsión económica y social imperante, como expresión de un comportamiento, de un enfrentamiento a la realidad, apoyado en la cooperación, la solidaridad, la ayuda mutua. El valor fundamental del cooperativismo es la participación entre la comunidad, en ella funda su finalidad que son el ennoblecimiento y la liberación de la sociedad. partir de las obras de Charles Fourier (1772-1837) y Robert Owen (1771-1858) se llevaron a la práctica proyectos de comunidades autogestionadas a partir de la idea de organizar la sociedad en una forma justa y fraternal, eliminando las diferencias de orden económico por medio de procedimientos de propiedad comunitaria y de trabajo colectivo. Fourier apeló a que el trabajo debería ser en sí mismo agradable y atractivo además de beneficioso desde el punto de vista económico, por lo que todo trabajador debería realizar más de una tarea a los efectos de evitar la rutina en el trabajo.

Owen considerado uno de los más importantes antecesores del movimiento cooperativo no sólo por lo que hizo en vida, sino también por el hecho que algunos de sus discípulos fundaron la sociedad cooperativa de los “Pioneros de Rochdale”, soñaba con comunidades de trabajo donde se disolviera por completo la propiedad privada, lo que lo diferenciaba de Fourier claramente. Para Owen la base de la producción debía ser industrial y agrícola, destacando la idea de una "bolsa nacional" donde se intercambiaban los productos por medio de "billetes de trabajo", idea que vuelve a resurgir con fuerza en este tiempo.

Podemos destacar dos hechos correlativos que influyen en las formas de cooperativismo en la actualidad y por tanto en el desarrollo local de las regiones. Por un lado la relativa cercanía en el tiempo de la incursión del sistema burocrático en las zonas rurales, lo que demuestra un modo particular de gestionar los recursos y de crear relaciones sociales por parte de los habitantes de estas zonas. Por otro lado, una especificidad en las formas de movilización social, es decir, un capital militante construido a partir de relaciones de parentesco y cercanía, con una carga histórica del sistema caciquil que estas zonas han sólido padecer, aunque sin olvidar las transformaciones que se han producido en estas relaciones sociales por la influencia del sistema económico actual. (Alonso y Guzman, 2000)

Las prácticas que los habitantes rurales desarrollan siguen unas tendencias específicas, que en muchos casos por la posible endogamia a causa del relativo alejamiento físico de la lógica común que sigue el resto de territorios, pueden estar desfasadas respecto a las exigencias de negociación con el mundo externo. Ya sea desde las relaciones simbólicas, sociales, económicas o negociaciones propiamente políticas. En ello reside la especificidad del campo rural.

Respecto a la conciencia colectiva que pueda existir en el estos territorios depende del empoderamiento que hayan nutrido en su interior al gestionar su recursos y desarrollar su vida cotidiana, a la vez que se relacionan con el exterior. El capital simbólico pretende conceptualizar esta capacidad y poder que precisan los agricultores para crear vínculos entre ellos y maneras de actuar frente al exterior.

La concepción agroecológica, es decir, la extensión del apoyo mutuo que cristaliza en una estrategia sostenible en las formas de uso de la tierra y en la economía de la naturaleza, pretende la recuperación o la no-perdida de las técnicas agrícolas tradicionales. Es más, un modo de organización social colectivo para gestionar esta estrategia, que clave sus pilares a través de acciones político-productivas:

“Mediante el diseño participativo de métodos de desarrollo endógeno puede lograrse el establecimiento de dinámicas de transformación hacia sociedades sostenibles. Ello supone la potenciación agroecológica de los recursos endógenos de cada lugar, desde la gestión adecuada de sus recursos biológicos, hasta la revitalización de la identidad sociocultural local a partir de la acción social colectiva” (Guzman y Meliego, 2007)

Parece ser que las pequeñas redes sociales que mediante una ética colectiva luchan con fervor por la recuperación de sus recursos y la autogestión de los mismos parecen ser las que destierran lo ajeno de la vida y mediante el hambre de hambre y la sed de sed rescatan la voluntad de vivir.

domingo, 13 de diciembre de 2009

APORTACIONES DEL MARCO TEÓRICO

A partir de este boceto teórico pretendemos introducir en un plano intelectual las nociones básicas que han proyectado las dinámicas de cooperativismo en un sentido amplio. No pretendemos centrarnos en un lugar concreto o en un periodo concreto, puesto que pensamos que resulta más enriquecedor analizar ciertas regularidades y también ciertas especificidades entre el desarrollo endógeno llevado en unas zonas y el llevado en otras.

Es más, pretendemos que estas reflexiones, que por su carácter transversal pueden parecer desbordantes -desagriculturalización, desarrollo endógeno, agroecología, movimientos sociales- aporten unas pinceladas sobre las transformaciones en la agricultura y generen un debate sicológico para los que rehuyen de la indiferencia.


En primer lugar, puesto que pensamos que no es posible construir una cooperativa sin una concepción básica, es decir, el sentido colectivo concebido por Kropotkin como apoyo mutuo, comenzamos invitando a la necesidad de romper con las privacidades e individualidades que en la actualidad corrompen la organización colectiva. Por ejemplo, en palabras de Touraine, la alteridad como sentido de reconocimiento del otro y por tanto de acción en concordancia con los otros.

Esta actitud ha sido progresivamente truncada por el proceso de desagriclturización. Con el desarrollo a lo largo de la historia de la acumulación de tierras y recursos en manos ajenas a los agricultores, así como la explosión de técnicas de producción cada vez a mayor escala, y el consiguiente aumento de la población, se produce el fenómeno de desagriclturalización. Fenómeno en el que tanto las técnicas y valores tradicionales vinculados al desarrollo natural de la comunidades endógenas se van degradando.

El resurgir de esta concepción colectiva de la mano de Fourier y Owen pretenden reabrir esa conciencia colectiva por un desarrollo comunitario, mientras los estudios realizados por Guzman insisten en la necesidad de un modo de construcción social desde las comunidades locales, que sean ellas las que decidan cómo se ha de llevar a cabo el desarrollo local endógeno. Es más, plantea la necesidad de una agroecología sostenible comprometida con el territorio por que esparce sus semillas.

Con la excipiente mercantilización de los recursos naturales, hace un tiempo hubiese sido impensable que el uso de los recursos cediera a las exigencias del mercado, se despliega un nuevo a aparato de control. El valor de uso es sustituido por el valor de cambio, se devalúan los recursos naturales, mientras las condiciones de trabajo y de vida de la mayoría de la población son degradadas. La ajenidad de la población respecto a los recursos y medios de producción es utilizada por los más valientes en contra de aquellos que despliegan ese control. Los movimientos sociales vinculados a la tierra -Movimiento Sin Tierra o EZLN- proponen algo más que una reforma agrícola, proponen la construcción de una forma de vida nueva en coherencia con sus culturas tradicionales.

Nuestro modelo teórico no es más que el enlace entre diferentes iniciativas agrícolas, que mediante el uso de categorías cargadas de contenido y crítica puedan aportar una visión global de las nuevas relaciones en el campo, y sirvan como canal de comunicación entre comunidades que todavía gozan de labores y formas de vida tradicionales invisibilizadas por el vapor del tren de la modernidad.

lunes, 30 de noviembre de 2009

-- APORTACIÓN DE LOS ENLACES --

Nuestros enlaces pretenden complementar partir de fuentes no estrictamente teóricas nuestros objetivos iniciales: las consecuencias sociales de la mecanización y monocultivo en el campo, la influencia de la formación de cooperativas en el desarrollo local, los mitos sobre el boom del consumo biológico, así como la influencia de los movimientos sociales que agarran sus condiciones agrícolas para transformar la realidad.

PORTAL DE BIOTECNOLOGÍA: informa y genera no escaso y profundo debate sobre la evolución de la mecanización. La capacidad del hombre de manipular los genes, es una revolución que vuelto a transformar radicalmente las formas de trabajar la tierra, abriendo a la vez nuevos debates éticos en la sociedad.

PORTAL INFORMATIVO MEDIOAMBIENTAL: completo espacio virtual en el que a partir de numerosos temas podemos adentrarnos en las piezas claves que conformas de hacer agricultura, las formas de consumir, así como una columna dedicada a publicaciones recientes sobre luchas concretas en diferentes lugares del mundo, como por ejemplo las acciones de Vía Campesina.

PORTAL MONSANTO: el gigante de la producción transgénica presenta en la página oficial los beneficios de este modo de hacer agricultura legitimando su discurso en el supuesto inviolable progreso. Se obvia las consecuencias de la extrema mercantilización de nuestros alimentos en la salud y el bienestar de las comunidades. Así como los numerosos conflictos que se están generando por la invasión transgénica.

BLOG HORTIGAS: la cooperativa Hortigas, con diferentes estallidos en territorio español es la expresión de grupos de personas que hartas de no ser dueñas de su destino alimentario conforman su identidad y forma de vida a partir de la producción y consumo biológico de su propia huerta. Un modo de lucha que conecta con otros estallido de inconformidad, tanto en el campo –como la cooperativa Bajo el Asfalto está la Huerta- como urbanos –Biblioteca Social Hermanos Quero, Bici crítica, CSO 15 gatos, todas en Granada-.

PORTAL LA VÍA CAMPESINA: partir de este espacio conectamos con La Vía Campesina como movimiento internacional de campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, indígenas, gente sin tierra, jóvenes rurales y trabajadores agrícolas, que aúnan fuerzas para resistir la tendencia hacia un monocultivo interrelacionado a nivel global y generar un desarrollo endógeno sostenible. Las grandes empresas no hacen sino generar una constante separación repetida a lo largo de la historia entre productores y medios de producción. Las comunidades utilizan el odio generado por la realidad de ser ajenos a sus recursos naturales y ruptura de la relación innata entre indígenas y el ciclo natural, para constituir un movimiento de transformación de las estructuras opresoras. La Vía Campesina la conforman más de 148 organizaciones repartidas en 69 países de Asia, África, Europa y el continente Americano. La lucha por la soberanía alimentaria se consigue a raíz del desarrollo de la solidaridad entre la diversidad de organizaciones miembro para promover las relaciones económicas de igualdad, de paridad de género, de justicia social, de preservación y conquista de la tierra, del agua, de las semillas y otros recursos naturales, así como la producción a pequeña y mediana escala.

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