lunes, 14 de diciembre de 2009

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Nuestro blog trata sobre la ACCIÓN AGRÍCOLA, es decir, sobre la concepción del cooperativismo no únicamente como organización productiva, sino como ORGANIZACIÓN SOCIAL, como alternativa a la realidad actual.

¡¡¡No seais lechug@s y aportadnos vuestras ideas!!!

MARCO TEÓRICO

La cooperación es la base fundamental de la cultura de la humanidad y forma parte de su esencia, lo que hace de ella un factor de transformación dialéctica y de culturización constante”

(Izquierdo, 1998)

Entablar un discurso sobre cooperativismo supone desplazarnos a la genealogía de la razón de la existencia humana. El colectivismo no es una mera forma más de organizar la vida social, parece ser un modo de subsistencia existente en el resto de especies y se fundamenta en el apoyo mutuo:

“En todas estas escenas del mundo animal veía yo la ayuda y el apoyo mutuo llevado a tales proporciones que involuntariamente me hizo pensar en la enorme importancia que debe tener en la economía de la naturaleza, para el mantenimiento d ella existencia de cada especie, su conservación y su desarrollo futuro” (Kropotkin, 2005)

Partiendo de la mercantilización de los bienes básicos como la tierra comenzó el resquebrajamiento de las bases del colectivismo, como una forma de actuar altruista inclinada a conseguir el bien de la comunidad. Esta idea se ve bien reflejada en la el valor de uso y valor de cambio que propone Marx, es decir, si para los auténticos “guardianes” de estos bienes colectivos el valor de uso es el intrínseco y natural para los capitalistas que los parcelan e introducen en el mercado, esos bienes no son más que el valor monetario que se le atribuye:

Es en este momento donde la idea de trabajar en régimen de cooperativismo se despedaza, ya que pasa de un sentido estrecho, es decir, trabajar juntos igualitariamente sin diferencia alguna, a un sentido amplio y degradado, trabajar juntos de cualquier forma, más cerca de la división del trabajo que de la ayuda mutua. Las personas que conforman este colectivo transforman su solidaridad orgánica en meros intereses funcionales comunes.

“Las relaciones de dependencia laboral y jerárquica son "valoradas"

por más gente de la que se supone ya que significa no tomar decisiones, no

hacerse responsable de la globalidad del proceso, no aventurarse a soportar

pérdidas y "conformarse" con la seguridad de un ingreso cierto y de cierta

estabilidad ocupacional”

(César Elque, 2003)

Esta separación entre los recursos y medios de producción de los verdaderos productores generan una interminable cadena de intermediarios al servicio de las exigencias del mercado competitivo. Es decir, desde la tendencia a la mundialización de la producción y el consumo a la unificación o monopolio como poder casi unilateral por parte de escasas empresas sobre un producto.

Con la llegada de la Revolución Industrial se fortalece el capitalismo y es en ese contexto donde resurge el concepto de cooperativismo -pues esta forma de organización social se venía dando tradicionalmente- como respuesta a la convulsión económica y social imperante, como expresión de un comportamiento, de un enfrentamiento a la realidad, apoyado en la cooperación, la solidaridad, la ayuda mutua. El valor fundamental del cooperativismo es la participación entre la comunidad, en ella funda su finalidad que son el ennoblecimiento y la liberación de la sociedad. partir de las obras de Charles Fourier (1772-1837) y Robert Owen (1771-1858) se llevaron a la práctica proyectos de comunidades autogestionadas a partir de la idea de organizar la sociedad en una forma justa y fraternal, eliminando las diferencias de orden económico por medio de procedimientos de propiedad comunitaria y de trabajo colectivo. Fourier apeló a que el trabajo debería ser en sí mismo agradable y atractivo además de beneficioso desde el punto de vista económico, por lo que todo trabajador debería realizar más de una tarea a los efectos de evitar la rutina en el trabajo.

Owen considerado uno de los más importantes antecesores del movimiento cooperativo no sólo por lo que hizo en vida, sino también por el hecho que algunos de sus discípulos fundaron la sociedad cooperativa de los “Pioneros de Rochdale”, soñaba con comunidades de trabajo donde se disolviera por completo la propiedad privada, lo que lo diferenciaba de Fourier claramente. Para Owen la base de la producción debía ser industrial y agrícola, destacando la idea de una "bolsa nacional" donde se intercambiaban los productos por medio de "billetes de trabajo", idea que vuelve a resurgir con fuerza en este tiempo.

Podemos destacar dos hechos correlativos que influyen en las formas de cooperativismo en la actualidad y por tanto en el desarrollo local de las regiones. Por un lado la relativa cercanía en el tiempo de la incursión del sistema burocrático en las zonas rurales, lo que demuestra un modo particular de gestionar los recursos y de crear relaciones sociales por parte de los habitantes de estas zonas. Por otro lado, una especificidad en las formas de movilización social, es decir, un capital militante construido a partir de relaciones de parentesco y cercanía, con una carga histórica del sistema caciquil que estas zonas han sólido padecer, aunque sin olvidar las transformaciones que se han producido en estas relaciones sociales por la influencia del sistema económico actual. (Alonso y Guzman, 2000)

Las prácticas que los habitantes rurales desarrollan siguen unas tendencias específicas, que en muchos casos por la posible endogamia a causa del relativo alejamiento físico de la lógica común que sigue el resto de territorios, pueden estar desfasadas respecto a las exigencias de negociación con el mundo externo. Ya sea desde las relaciones simbólicas, sociales, económicas o negociaciones propiamente políticas. En ello reside la especificidad del campo rural.

Respecto a la conciencia colectiva que pueda existir en el estos territorios depende del empoderamiento que hayan nutrido en su interior al gestionar su recursos y desarrollar su vida cotidiana, a la vez que se relacionan con el exterior. El capital simbólico pretende conceptualizar esta capacidad y poder que precisan los agricultores para crear vínculos entre ellos y maneras de actuar frente al exterior.

La concepción agroecológica, es decir, la extensión del apoyo mutuo que cristaliza en una estrategia sostenible en las formas de uso de la tierra y en la economía de la naturaleza, pretende la recuperación o la no-perdida de las técnicas agrícolas tradicionales. Es más, un modo de organización social colectivo para gestionar esta estrategia, que clave sus pilares a través de acciones político-productivas:

“Mediante el diseño participativo de métodos de desarrollo endógeno puede lograrse el establecimiento de dinámicas de transformación hacia sociedades sostenibles. Ello supone la potenciación agroecológica de los recursos endógenos de cada lugar, desde la gestión adecuada de sus recursos biológicos, hasta la revitalización de la identidad sociocultural local a partir de la acción social colectiva” (Guzman y Meliego, 2007)

Parece ser que las pequeñas redes sociales que mediante una ética colectiva luchan con fervor por la recuperación de sus recursos y la autogestión de los mismos parecen ser las que destierran lo ajeno de la vida y mediante el hambre de hambre y la sed de sed rescatan la voluntad de vivir.

domingo, 13 de diciembre de 2009

APORTACIONES DEL MARCO TEÓRICO

A partir de este boceto teórico pretendemos introducir en un plano intelectual las nociones básicas que han proyectado las dinámicas de cooperativismo en un sentido amplio. No pretendemos centrarnos en un lugar concreto o en un periodo concreto, puesto que pensamos que resulta más enriquecedor analizar ciertas regularidades y también ciertas especificidades entre el desarrollo endógeno llevado en unas zonas y el llevado en otras.

Es más, pretendemos que estas reflexiones, que por su carácter transversal pueden parecer desbordantes -desagriculturalización, desarrollo endógeno, agroecología, movimientos sociales- aporten unas pinceladas sobre las transformaciones en la agricultura y generen un debate sicológico para los que rehuyen de la indiferencia.


En primer lugar, puesto que pensamos que no es posible construir una cooperativa sin una concepción básica, es decir, el sentido colectivo concebido por Kropotkin como apoyo mutuo, comenzamos invitando a la necesidad de romper con las privacidades e individualidades que en la actualidad corrompen la organización colectiva. Por ejemplo, en palabras de Touraine, la alteridad como sentido de reconocimiento del otro y por tanto de acción en concordancia con los otros.

Esta actitud ha sido progresivamente truncada por el proceso de desagriclturización. Con el desarrollo a lo largo de la historia de la acumulación de tierras y recursos en manos ajenas a los agricultores, así como la explosión de técnicas de producción cada vez a mayor escala, y el consiguiente aumento de la población, se produce el fenómeno de desagriclturalización. Fenómeno en el que tanto las técnicas y valores tradicionales vinculados al desarrollo natural de la comunidades endógenas se van degradando.

El resurgir de esta concepción colectiva de la mano de Fourier y Owen pretenden reabrir esa conciencia colectiva por un desarrollo comunitario, mientras los estudios realizados por Guzman insisten en la necesidad de un modo de construcción social desde las comunidades locales, que sean ellas las que decidan cómo se ha de llevar a cabo el desarrollo local endógeno. Es más, plantea la necesidad de una agroecología sostenible comprometida con el territorio por que esparce sus semillas.

Con la excipiente mercantilización de los recursos naturales, hace un tiempo hubiese sido impensable que el uso de los recursos cediera a las exigencias del mercado, se despliega un nuevo a aparato de control. El valor de uso es sustituido por el valor de cambio, se devalúan los recursos naturales, mientras las condiciones de trabajo y de vida de la mayoría de la población son degradadas. La ajenidad de la población respecto a los recursos y medios de producción es utilizada por los más valientes en contra de aquellos que despliegan ese control. Los movimientos sociales vinculados a la tierra -Movimiento Sin Tierra o EZLN- proponen algo más que una reforma agrícola, proponen la construcción de una forma de vida nueva en coherencia con sus culturas tradicionales.

Nuestro modelo teórico no es más que el enlace entre diferentes iniciativas agrícolas, que mediante el uso de categorías cargadas de contenido y crítica puedan aportar una visión global de las nuevas relaciones en el campo, y sirvan como canal de comunicación entre comunidades que todavía gozan de labores y formas de vida tradicionales invisibilizadas por el vapor del tren de la modernidad.