lunes, 30 de noviembre de 2009

-- APORTACIÓN DE LOS ENLACES --

Nuestros enlaces pretenden complementar partir de fuentes no estrictamente teóricas nuestros objetivos iniciales: las consecuencias sociales de la mecanización y monocultivo en el campo, la influencia de la formación de cooperativas en el desarrollo local, los mitos sobre el boom del consumo biológico, así como la influencia de los movimientos sociales que agarran sus condiciones agrícolas para transformar la realidad.

PORTAL DE BIOTECNOLOGÍA: informa y genera no escaso y profundo debate sobre la evolución de la mecanización. La capacidad del hombre de manipular los genes, es una revolución que vuelto a transformar radicalmente las formas de trabajar la tierra, abriendo a la vez nuevos debates éticos en la sociedad.

PORTAL INFORMATIVO MEDIOAMBIENTAL: completo espacio virtual en el que a partir de numerosos temas podemos adentrarnos en las piezas claves que conformas de hacer agricultura, las formas de consumir, así como una columna dedicada a publicaciones recientes sobre luchas concretas en diferentes lugares del mundo, como por ejemplo las acciones de Vía Campesina.

PORTAL MONSANTO: el gigante de la producción transgénica presenta en la página oficial los beneficios de este modo de hacer agricultura legitimando su discurso en el supuesto inviolable progreso. Se obvia las consecuencias de la extrema mercantilización de nuestros alimentos en la salud y el bienestar de las comunidades. Así como los numerosos conflictos que se están generando por la invasión transgénica.

BLOG HORTIGAS: la cooperativa Hortigas, con diferentes estallidos en territorio español es la expresión de grupos de personas que hartas de no ser dueñas de su destino alimentario conforman su identidad y forma de vida a partir de la producción y consumo biológico de su propia huerta. Un modo de lucha que conecta con otros estallido de inconformidad, tanto en el campo –como la cooperativa Bajo el Asfalto está la Huerta- como urbanos –Biblioteca Social Hermanos Quero, Bici crítica, CSO 15 gatos, todas en Granada-.

PORTAL LA VÍA CAMPESINA: partir de este espacio conectamos con La Vía Campesina como movimiento internacional de campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, indígenas, gente sin tierra, jóvenes rurales y trabajadores agrícolas, que aúnan fuerzas para resistir la tendencia hacia un monocultivo interrelacionado a nivel global y generar un desarrollo endógeno sostenible. Las grandes empresas no hacen sino generar una constante separación repetida a lo largo de la historia entre productores y medios de producción. Las comunidades utilizan el odio generado por la realidad de ser ajenos a sus recursos naturales y ruptura de la relación innata entre indígenas y el ciclo natural, para constituir un movimiento de transformación de las estructuras opresoras. La Vía Campesina la conforman más de 148 organizaciones repartidas en 69 países de Asia, África, Europa y el continente Americano. La lucha por la soberanía alimentaria se consigue a raíz del desarrollo de la solidaridad entre la diversidad de organizaciones miembro para promover las relaciones económicas de igualdad, de paridad de género, de justicia social, de preservación y conquista de la tierra, del agua, de las semillas y otros recursos naturales, así como la producción a pequeña y mediana escala.

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lunes, 16 de noviembre de 2009

El chú-chú de la mecanización: un viaje al abismo cultural

Tras el reconforte de estar encontrando una bibliografía que engancha con nuestra línea de análisis, es decir, la reflexión sobre el rencuentro con la nueva tradicionalidad rescatando lazos de solidaridad en la construcción de la vida cotidiana, nos paramos aquí para puntualizar el supuesto abismo cultural que provoca la mecanización, motor del capitalismo actual.

La mecanización en la producción y comercio de los bienes que adquirimos supone la explotación de la tierra llevada hasta sus límites. La obcecación por disminuir los gastos y el tiempo de producción ha llevado a conectar el comercio a nivel universal apareciendo numerosas contradicciones en el sistema social. Lejos de mantener un análisis estructuralista, alejado de la realidad mundana, intentaremos conectar esta reflexión con la cotidianeidad de comunidades que (sobre) viven en la nueva jungla del asfalto.

Es una realidad indiscutible que a partir de las revoluciones tecnológicas los ritmos vitales sufren un esperpento que en muchos casos, por la fugacidad con la que se produce esa transición y la consecuente imposibilidad de interiorizar los cambios por parte de las comunidades, produce una desestructuración social y degradación de las bases que la mantienen, en un sentido genealógico, como el apoyo mutuo de Kropotkin.

La transformación de la propia concepción de cultura se ha visto fraguada con la inundación de la posmodernidad (Alonso). A partir del avance tecnócrata, es decir, la renovación del sistema económico gracias a la expansión de las nuevas tecnologías, los mercados locales han cedido a los globales, en un marco donde la actitud intervencionista mediante políticas nacionales son cada vez más escasas, a causa de la incapacidad de hacer frente a la compleja realidad global, y el escaso compromiso político, de los vientos más liberalizadores que asolan la realidad social. Es en este sentido, donde aparece el "capitalismo de ficción", es decir, donde la imagen fragmentada es el icono más simbólico y representativo de la nueva percepción cultural. La fragmentación de la realidad es por excelencia el mecanismo para hacer de la cultura una mera herramienta de la expresión más banal y fugaz hasta ahora establecida.

Si en el pasado la cultura estaba íntimamente ligada con la tradición local, es decir, se presentaba como la responsable de establecer una norma y unos valores morales y filosóficos utilizando la magia artística, en la actualidad no es más que un espejismo fugaz. La "tradición de lo nuevo" (Rosengber) se es la esencia misma de la cultura:


"Y puesto que lo nuevo es un valor en sí mismo y halla
poca resistencia, la nueva sensibilidad y su estilo de conducta se difundenrápidamente, transformando el pensamiento y la acción de la masa cultural (sino de las masas populares más amplias), este nuevo y vasto estrato de intelectualidad, en el conocimiento y las industrias de comunicaciones de la sociedad" (Bell, 1999:2)


Se ha despojado a la idea de cultura su carácter transformador. Por ejemplo, el propio concepto de vanguardia, caracterizado por ser la primera voz movilizadora de un movimiento, ha sido despojado de su esencia desde la absorción de este concepto por los vientos artísticos de principio del siglo XX. Concepto rescatado de la estrategia político-militar, donde el concepto alcanzaba su máxima función, difundir una transformación profunda, a partir de su banalización artística, la idea de vanguardia no es más que un espejismo superfluo, que propugna el no-cambio sustancial.

Esta concepción ha llegado, en un grado u otro, a todos los lugares donde la lógica del capitalismo aplasta las delicadas culturas locales más tradicionales (proceso de desagriculturalización en el ámbito de cooperativismo agrícola). Con ayuda tecnócrata, desde la mecanización del campo y la Industria, la explosión de los medios de transporte y los TIC, se produce un vertiginoso avance económico y de degradación de la idea de cultura al despojar ésta de su carácter ideológico, nos lanzamos al abismo cultural a un ritmo desorbitado.

El ejemplo de las infraestructuras que cruzan Latinoamérica es quizá donde esta realidad se da con mayor trascendencia. Las ideas de modernidad y racionalidad, legitimadoras del progreso económico difundido, aparecen en comunidades donde el contacto con otras civilizaciones ha sido escaso. El choque cultural de civilizaciones que nunca han entrado en esta lógica es abismal. Desde la introducción de nuevos valores y concepciones para las que en numerosas ocasiones ni siquiera el alfabeto autócton posee nociones, hasta la incursión de nuevos materiales y formas de organización sociales, políticas y económicas.

El cambio de ritmos vitales es un hecho irrelevante, en cada lugar con diferentes connotaciones, más la pregunta es ¿alguien utilizará el martillo nihilista para poner freno al tren de la modernidad?

Bibliografía:
Bell, Daniel (1999) Las contradicciones culturales del capitalismo, Salamanca: Usual


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>> LA TIERRA PARA QUIEN LA TRABAJA <<

En primer lugar, respecto a nuestro análisis sobre la acción agrícola queremos resaltar la función de ésta como movimiento social de cambio; es decir, considerar a partir de los documentos que estamos analizando, que la acción agrícola se puede construir a través de acciones político-productivas, cuyo fin es la consecución de una sociedad más sustentable y, de alguna manera, más igualitaria. A este respecto, cabe destacar que es el desarrollo endógeno, es decir, desde dentro de las regiones implicadas, el que ofrece mejores resultados: tanto el desarrollo productivo propio de la región, que en cierta manera es capaz de escapar de la lógica de los mercados internacionales, como las implicaciones positivas que tiene este tipo de acción en el desarrollo local a todos los niveles: organizativo, educativo, social, económico, cultural, etc.
Sin embargo, esta idea no es algo nuevo, sino que se viene gestando desde hace siglos, como por ejemplo, en los escritos de Kropotkin “el apoyo mutuo” o “la conquista del pan”; hablamos de la autogestión, la autoorganización de campesinos y trabajadores de la tierra por su propio desarrollo y subsistencia. Desgraciadamente, no se corresponde a la realidad; en la etapa actual de desarrollo capitalista, la llamada globalización gira en torno a una línea muy distinta de la citada y, aunque ahora no sea tan urgente un análisis económico exhaustivo –tampoco es la idea de nuestra investigación-, sí que tenemos que abordar un hecho principal: la apropiación de capital, que ahora es mucho más global, pero que –en cierta manera, gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, aunque sean co-responsables en la desigualdad mundial- son mucho más visibles sus implicaciones a nivel local y comunitario.
Nos referimos a la “nueva” repartición de la tierra a nivel internacional, y como, a través de la creación de grandes territorios dedicados al monocultivo dirigido hacia el consumo occidental; grandes regiones de países menos desarrollados quedan a merced de la propia subsistencia o sumidos en una grave crisis alimentaria. Ésta es la realidad que viven la mayor parte de los países del continente africano y otros de América Latina (por centrarnos en ciertas zonas). Por ejemplo Brasil, el cual declara que ciertos segmentos de su población aún trabajan y viven en condiciones de esclavitud; -incluso el Ministerio de trabajo tiene “tropas” dedicadas a la búsqueda y salvamento de estas personas-. Es considerado sin embargo, a nivel internacional, uno de los “países del sur” más desarrollados económicamente; sobre este aspecto, habría que preguntarse también por las condiciones de explotación de la tierra y sus influencias en el medio ambiente -¿qué está pasando con el Amazonas?-.
Claro que esto no significa que la responsabilidad última sea del país en cuestión, sino que es el capitalismo internacional y sus principales potencias las que más se benefician de esta situación. Es un hecho que resulta bastante palpable, ya que son los países ricos los consumidores mayoritarios de esta producción.
Otro hecho es, en referencia a los países occidentales, el desarrollo y expansión del consumo ecológico y, con ello, de la agricultura ecológica. Este, creemos, es un arma de doble filo: en lo referente al consumo, el cambio de aptitud y actitud del consumidor occidental puede deberse tanto a una concienciación crítica por parte de este, como al surgimiento de una nueva cultura consumista de “amor por la naturaleza” creada por los “magos” del marketing del mercado. Sin embargo, resulta más factible que se den ambos hechos, simultáneamente, en las sociedades actuales. Y respecto a la agricultura ecológica o sostenible –en todos los sentidos: socio-económicamente, política y culturalmente, etc.-, habría que preguntarse si es un hecho factible en el marco de la economía capitalista.
Por último, creemos necesario destacar el hecho de que tras esta primera inmersión en el tema, la mayor parte de la información recogida hace referencia a prácticas, proyectos, organizaciones, etc., realizados en torno a la acción agrícola. Esta podría ser una seña importante de la identidad agrícola, inclinada más hacia la pragmática, hacia la realización práctica de las ideas; que a la teoría y a la abstracción.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Reflexinando: "Caminos y agentes del saqueo en América Latina"

El artículo pretende presentar una realidad que desquebraja el desarrollo local en América Latina a partir de la contrucción o la Integración de la Infraestructura Regional de Suamérica (IIRSA). Puesto que nuestro proyecto trata de desvelar cuales han sido las consecuencias de la mecanización en el desarrollo local tradicional, así como la consieración de otros sucesos en otros lugares del mundo, nos ha parecio interesante reflexionar sobre este artículo reciente.

La continúa mecanización a un ritmo desbordante no hace sino arrojar al desarrollo natural de las regiones a un pozo sin salida. Las contunuas fusiones empresariales crean grandes gigantes económicos capaces de gestionar macroproyectos con intereses desmesuradamente mercantiles, donde la evolución local de las comunidades naturales no merece un mínimo de atención.

A partir de esta lógica comienza a potenciarse el proyecto de IIRSA, el cual pretende crear unas líneas de conexión desde el centro de México hasta la Tierra del Fuego en Chile. Estas infraeestructuras, no harán sino acelerar la continua debastación en recursos naturales que America Latina ha soportado durante más de quinientos años. Este suicidio técnico (Ceceña) supone que innumerables regiones, que están en la geneaología del autoabastecimiento en comunidades sean inducidad a entrar en el juego del mercado global, fracturano de modo irreversible la base cultural como guía de gestión de sus recursos y su ritmo e vida.

Las consecuencias de la meecanización en el comercio de los recursos y productos naturales supone un viaje al borde del abismo cultural.