domingo, 13 de diciembre de 2009

APORTACIONES DEL MARCO TEÓRICO

A partir de este boceto teórico pretendemos introducir en un plano intelectual las nociones básicas que han proyectado las dinámicas de cooperativismo en un sentido amplio. No pretendemos centrarnos en un lugar concreto o en un periodo concreto, puesto que pensamos que resulta más enriquecedor analizar ciertas regularidades y también ciertas especificidades entre el desarrollo endógeno llevado en unas zonas y el llevado en otras.

Es más, pretendemos que estas reflexiones, que por su carácter transversal pueden parecer desbordantes -desagriculturalización, desarrollo endógeno, agroecología, movimientos sociales- aporten unas pinceladas sobre las transformaciones en la agricultura y generen un debate sicológico para los que rehuyen de la indiferencia.


En primer lugar, puesto que pensamos que no es posible construir una cooperativa sin una concepción básica, es decir, el sentido colectivo concebido por Kropotkin como apoyo mutuo, comenzamos invitando a la necesidad de romper con las privacidades e individualidades que en la actualidad corrompen la organización colectiva. Por ejemplo, en palabras de Touraine, la alteridad como sentido de reconocimiento del otro y por tanto de acción en concordancia con los otros.

Esta actitud ha sido progresivamente truncada por el proceso de desagriclturización. Con el desarrollo a lo largo de la historia de la acumulación de tierras y recursos en manos ajenas a los agricultores, así como la explosión de técnicas de producción cada vez a mayor escala, y el consiguiente aumento de la población, se produce el fenómeno de desagriclturalización. Fenómeno en el que tanto las técnicas y valores tradicionales vinculados al desarrollo natural de la comunidades endógenas se van degradando.

El resurgir de esta concepción colectiva de la mano de Fourier y Owen pretenden reabrir esa conciencia colectiva por un desarrollo comunitario, mientras los estudios realizados por Guzman insisten en la necesidad de un modo de construcción social desde las comunidades locales, que sean ellas las que decidan cómo se ha de llevar a cabo el desarrollo local endógeno. Es más, plantea la necesidad de una agroecología sostenible comprometida con el territorio por que esparce sus semillas.

Con la excipiente mercantilización de los recursos naturales, hace un tiempo hubiese sido impensable que el uso de los recursos cediera a las exigencias del mercado, se despliega un nuevo a aparato de control. El valor de uso es sustituido por el valor de cambio, se devalúan los recursos naturales, mientras las condiciones de trabajo y de vida de la mayoría de la población son degradadas. La ajenidad de la población respecto a los recursos y medios de producción es utilizada por los más valientes en contra de aquellos que despliegan ese control. Los movimientos sociales vinculados a la tierra -Movimiento Sin Tierra o EZLN- proponen algo más que una reforma agrícola, proponen la construcción de una forma de vida nueva en coherencia con sus culturas tradicionales.

Nuestro modelo teórico no es más que el enlace entre diferentes iniciativas agrícolas, que mediante el uso de categorías cargadas de contenido y crítica puedan aportar una visión global de las nuevas relaciones en el campo, y sirvan como canal de comunicación entre comunidades que todavía gozan de labores y formas de vida tradicionales invisibilizadas por el vapor del tren de la modernidad.

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